Tener fe
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Tener fe es “ACEPTAR” lo que Dios permite en nuestra vida aunque no
lo entendamos, aunque no nos guste. Si tuviéramos la capacidad de ver el
fin desde el principio tal como Él lo ve, entonces podríamos saber por
qué a veces conduce nuestra vida por sendas extrañas y contrarias a
nuestra razón y a nuestros deseos.
Tener fe es “DAR” cuando no tenemos, cuando nosotros mismos
necesitamos. La fe siempre saca algo valioso de lo aparentemente
inexistente; puede hacer que brille el tesoro de la generosidad en medio
de la pobreza y el desamparo, llenando de gratitud tanto al que recibe,
como al que da.
Tener fe es “CREER” en lugar de recurrir a la duda, que es lo más
fácil. Si la llama de la confianza se extingue, entonces ya no queda más
remedio que entregarse al desánimo. Para muchos creer en nuestras
bondades, posibilidades y talentos, tanto como en los de nuestros
semejantes, es la energía que mueve la vida hacia grandes derroteros.
Pero todavía hay una forma mas elevada de creer. Saber que nuestra vida
está en las manos de Dios y que Él es quien cuida de nosotros.
Tener fe es “GUIAR, DIRIGIR” nuestra vida, pero no con la vista, sino
con el corazón. La razón necesita muchas evidencias para arriesgarse,
el corazón necesita sólo un rayo de esperanza. Las cosas más bellas y
grandes que la vida nos regala no se pueden ver, ni siquiera palpar,
sólo se pueden acariciar con el espíritu.
Tener fe es “LEVANTARSE” cuando se ha caído. Los reveses y fracasos
en cualquier área de la vida nos entristecen, pero es más triste
quedarse lamentándose en el frío suelo de la autocompasión, atrapado por
la frustración y la amargura.
Tener fe es “ARRIESGAR” todo a cambio de un sueño, de un amor, de un
ideal. Nada de lo que merece la pena en esta vida puede lograrse sin esa
dosis de sacrificio que implica desprenderse de algo o de alguien, a
fin de adquirir eso que mejore nuestro propio mundo y el de los demás.
Tener fe es “VER” positivamente hacia adelante, no importa cuán
incierto parezca el futuro o cuán doloroso el pasado. Quien tiene fe
hace del hoy un fundamento del mañana y trata de vivirlo de tal manera
que cuando sea parte de su pasado, pueda verlo como un grato recuerdo.
Tener fe es “CONFIAR” pero confiar no sólo en las cosas y en las
personas, sino en el Dios que obra, actúa y habla a través de las
personas. Muchos confían en lo material, pero viven relaciones huecas
con sus semejantes. Cierto que siempre habrá gente que lastime y
traicione tu confianza, así que lo que tienes que hacer es seguir
confiando y sólo ser más cuidadoso con aquel en quien confías dos
veces.
Tener fe es “BUSCAR” lo imposible: sonreír cuando tus días se
encuentran nublados y tus ojos se han secado de tanto llorar. Tener fe
es no dejar nunca de desnudar tus labios con una sonrisa, ni siquiera
cuando estés triste, porque nunca sabes cuándo tu sonrisa puede dar luz y
esperanza a la vida de alguien que se encuentre en peor situación que
la tuya.
Tener fe es “ANDAR” por los caminos de la vida de la misma forma en
que lo hace un niño. Tomados de la mano de nuestro padre. Tener fe es
dejar nuestros problemas en manos de DIOS y arrojarnos a sus brazos
antes que al abismo de la desesperación. Fe es descansar en Él para que
nos cargue, en vez de cargar nosotros nuestra propia colección de
problemas.
“Que en tu vida haya suficiente fe para afrontar y
esperar que las situaciones difíciles cambien, y la necesaria humildad
para aceptar que muchas veces el que tiene que cambiar, eres tú”
fuente (reflexionesparaelalma.net)