DERROTAR GIGANTES
10:13
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Marcos Yaroide - El gigante.
Cuando Israel peligraba frente a los filisteos, hubo un muchacho llamado David que derrotó a un gigante de verdad (1 Samuel 17). Los ejércitos estaban reunidos a ambos lados del valle de Ela. Es probable que hayan tenido temor unos de otros; por eso, decidieron que el resultado de la batalla lo determinaría un enfrentamiento entre contendientes representativos de cada grupo. Los filisteos presentaron al gigante Goliat (de aproximadamente 3 m de altura), pero Israel no podía encontrar a nadie que fuera lo suficientemente digno o valiente como para luchar. David se enteró del problema y apeló a Saúl para que le permitiera pelear contra Goliat (vv. 32-37). El rey se resistió, pero finalmente accedió. David, armado con cinco piedras lisas (v. 40) y una fe inconmovible en el Dios Todopoderoso (v. 45), derrotó al campeón nacional de los filisteos.
Todos enfrentamos gigantes en la vida: preocupaciones, dudas, miedos, pecados y sentimientos de culpa. Pero, con recursos limitados e insólitos, y una confianza firme en nuestro Dios que todo lo puede, también podemos triunfar sobre estas cosas.
Reflexión: Dios nos da coraje para enfrentar a nuestros gigantes.
Marcos Yaroide - El gigante.
Lectura: 1 Samuel 17:33-50.
"Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo" 1 Samuel 17:37
En 1935, el equipo de debate de Wiley College, una escuela de Texas, pequeña, sin categoría y con alumnos de raza negra, inesperadamente derrotó a los campeones, todos de raza blanca, de la Universidad de Southern California. Un caso clásico del desconocido que triunfa sobre un gigante nacional.
"Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo" 1 Samuel 17:37
En 1935, el equipo de debate de Wiley College, una escuela de Texas, pequeña, sin categoría y con alumnos de raza negra, inesperadamente derrotó a los campeones, todos de raza blanca, de la Universidad de Southern California. Un caso clásico del desconocido que triunfa sobre un gigante nacional.
Cuando Israel peligraba frente a los filisteos, hubo un muchacho llamado David que derrotó a un gigante de verdad (1 Samuel 17). Los ejércitos estaban reunidos a ambos lados del valle de Ela. Es probable que hayan tenido temor unos de otros; por eso, decidieron que el resultado de la batalla lo determinaría un enfrentamiento entre contendientes representativos de cada grupo. Los filisteos presentaron al gigante Goliat (de aproximadamente 3 m de altura), pero Israel no podía encontrar a nadie que fuera lo suficientemente digno o valiente como para luchar. David se enteró del problema y apeló a Saúl para que le permitiera pelear contra Goliat (vv. 32-37). El rey se resistió, pero finalmente accedió. David, armado con cinco piedras lisas (v. 40) y una fe inconmovible en el Dios Todopoderoso (v. 45), derrotó al campeón nacional de los filisteos.
Todos enfrentamos gigantes en la vida: preocupaciones, dudas, miedos, pecados y sentimientos de culpa. Pero, con recursos limitados e insólitos, y una confianza firme en nuestro Dios que todo lo puede, también podemos triunfar sobre estas cosas.
Reflexión: Dios nos da coraje para enfrentar a nuestros gigantes.